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Tercer discurso de Job
1Job entonces replicó:
2«Aunque sé muy bien que esto es cierto,
¿cómo puede un mortal justificarse ante Dios?
3Si uno quisiera disputar con él,
de mil cosas no podría responderle una sola.
4Profunda es su sabiduría, vasto su poder.
¿Quién puede desafiarlo y salir bien librado?
5Él mueve montañas sin que estas lo sepan,
y en su enojo las trastorna.
6Él remueve los cimientos de la tierra
y hace que se estremezcan sus columnas.
7Reprende al sol, y su brillo se apaga;
eclipsa la luz de las estrellas.
8Él se basta para extender los cielos;
somete a su dominio las olas del mar.
9Él creó la Osa y el Orión,
las Pléyades y las constelaciones del sur.
10Él realiza maravillas insondables,
portentos que no pueden contarse.
11Si pasara junto a mí, no podría verlo;
si se alejara, no alcanzaría a percibirlo.
12Si de algo se adueñara, ¿quién lo haría desistir?
¿Quién puede cuestionar sus actos?
13Dios no depone el enojo;
aun Rahab y sus secuaces se postran a sus pies.

14»¿Cómo entonces podré yo responderle?
¿Dónde hallar palabras para contradecirle?
15Aunque fuera yo inocente, no puedo defenderme;
de mi juez solo puedo pedir misericordia.
16Y, aunque lo llamara y me respondiera,
no creo que me concediera audiencia.
17Me despedazaría con una tormenta,
y por la menor cosa multiplicaría mis heridas.
18No me dejaría recobrar el aliento;
más bien, me saturaría de amargura.
19Si de fuerza se trata, ¡él es más poderoso!
Si es cuestión de juicio, ¿quién lo9:19 lo (LXX); me (TM). hará comparecer?
20Aun siendo inocente, me condenará mi boca;
aun siendo íntegro, resultaré culpable.

21»Soy intachable, pero ya no me importa;
tengo en poco mi propia vida.
22Todo es lo mismo; por eso digo:
“A buenos y a malos destruye por igual”.
23Si alguna plaga acarrea la muerte repentina,
él se burla de la angustia del inocente.
24Si algún malvado se apodera de un terreno,
él les tapa los ojos a los jueces.
Si no lo hace él, ¿entonces quién?

25»Transcurren mis días con más rapidez que un corredor;
vuelan sin que hayan conocido la dicha.
26Se deslizan como barcas de papiro,
como veloces águilas al caer sobre su presa.
27Si acaso digo: “Olvidaré mi queja,
cambiaré de expresión, esbozaré una sonrisa”,
28me queda el miedo de tanto sufrimiento,
pues bien sé que no me consideran inocente.
29Y ya que me tienen por culpable,
¿para qué voy a luchar en vano?
30Aunque me restriegue con jabón9:30 jabón. Alt. nieve.
y me limpie las manos con lejía,
31tú me lanzarás al muladar,
¡y hasta mis ropas me aborrecerán!

32»Dios no es hombre como yo,
para que juntos comparezcamos ante un tribunal.
33¡No hay un juez aquí
que decida el caso entre nosotros dos!
34¡No hay quien aleje de mí el báculo divino
para que ya no me asuste su terror!
35Quisiera hablar sin temor,
pero no puedo hacerlo.